viernes, mayo 14, 2010

Manolo

Cosas lindas así porque lo viví de cerca: Durante estos seis años sin Manolo, me parece que el tiempo ha pasado volando lentamente. No es imagen. Lo que pasa es que el tiempo tiene eso: engaña, engaña, engaña... Digo volando, porque aún lo veo bigotudo y ojiazul, febril, envuelto en desoladas reflexiones con un poco de ron entre los dedos. Y digo lentamente, porque cuando me cercioro de que ha muerto, me doy cuenta de que es dust in the wind, y el polvo tiene por costumbre andar con pasos quietos, suaves, demorados... La verdad —ya se sabe— es muy dura. Dura como la piel del cocodrilo, como los mediodías africanos, dura como la muerte misma. Esa muerte tramposa que adelantó el reloj para llevárselo a deshora. Pero lo más terrible, creo, no es que Manolo se haya ido. Para mí lo terrible es que aún no vuelve. ¿A ti te pasa igual, Pepe Alejandro?...

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